¿Has pensado alguna vez en el número de reformas que has hecho a lo largo de tu vida? Quitar, poner, transformar, pintar, desplazar, reubicar, escamotear, mejorar, añadir…… ¿Has pensado cuántas veces has cambiado de casa o local, y por qué?
A lo largo de nuestras vidas hay muchos cambios. Todo somos diferentes, nuestras maneras de vivir son diversas y además, conforme pasa el tiempo, vamos cambiando.
Y como la vida cambia, el soporte donde se desarrolla la misma, también debería de poder cambiar, adecuándose a las distintas necesidades. Esto evitaría grandes reformas y, por lo tanto, un ahorro económico.
¿Y si en vez de diseñar espacios acabados proponemos soluciones que permitan la participación de las personas en su transformación?
Este reto se puede conseguir mediante soluciones de flexibilidad y elasticidad que ofrezcan posibilidades espaciales y temporales; también mediante soluciones de perfectibilidad que ofrezcan posibilidades de mejoramiento en el tiempo. Veamos de qué se trata.
Una vivienda flexible es aquella cuyos espacios se pueden adaptar a distintos usos y funciones. Estamos hablando de tipologías como la vivienda loft, la vivienda transformable o la vivienda desjerarquizada. Este tipo de espacios se consiguen mediante elementos móviles, ambigüedad espacial, espacios multifuncionales, diafanidad, concentración de núcleos húmedos e instalaciones o ámbitos-comodín.
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O también: paredes móviles que permiten hacer aparecer y desaparecer habitaciones; mobiliario plegable que permite multifuncionalidad; distintas distribuciones que permiten distintos usos espaciales de noche y de día; muebles giratorios.
Pasemos al segundo parámetro de calidad. La elasticidad espacial. Una vivienda elástica es aquella que puede aumentar o disminuir su superficie útil. Estamos hablando de tipologías como la vivienda cáscara, la vivienda semilla, la vivienda divisible, la vivienda ampliable o la vivienda dispersa. Este tipo de espacios se consiguen mediante decrecimiento por división, crecimiento interior o dispersión en el edificio o soporte.
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O también: cerramientos, avances, altillos, mezzanines, aprovechamientos, cesiones, agregaciones o dispersiones.
Veamos ahora que es una vivienda perfectible. El concepto de perfectibilidad lo definió el arquitecto Ignacio Paricio en el catálogo del Proyecto “Casa Barcelona”, Construmat 2001. Paricio se refería a la perfectibilidad como
“la reducción de la vivienda a sus elementos esenciales para una primera ocupación, de manera que esté prevista su mejora o ampliación posterior. Se trata de considerar la vivienda como otros bienes que permiten imaginar una suma de componentes o mejora de calidades. Se trata en fin de imaginar una vivienda perfectible”.
En este sentido se desarrollan la cocina modular, los tabiques construidos en seco, el suelo técnico, la ventana perfectible o la fachada perfectible.
La fachada perfectible consiste en un sistema modular de fachada que se realiza mediante obra seca a partir de un premarco capaz de recibir segundas carpinterías, adiciones de protecciones y captaciones solares o aparatos de aire acondicionado que permite la inserción de ventanas y su sustitución por elementos opacos y viceversa. La idea fue desarrollada por los arquitectos Carlos Ferrater e Ignacio Paricio junto con Technal.
La perfectibilidad, no solamente posibilita mejoramientos en el tiempo, sino que además, permite adquirir de manera más económica una vivienda o local con los elementos básicos para ser habitados, pero con la posibilidad de ir implementándolos conforme la economía lo permita.
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Un ejemplo en este sentido es la promoción de viviendas Alcalá 01 de los arquitectos sevillanos Lapanadería, Arquitectura y Diseño, donde, a través de una web los usuarios podían decidir qué nivel de terminación querían en su vivienda y así ajustar el precio. Con el tiempo siempre se podría mejorar. El acabado base permitía que cada persona personalizara su vivienda en función de sus gustos y sus recursos económicos.
Flexibilidad, elasticidad y perfectibilidad son, por lo tanto, tres parámetros, que lejos de ser cuantitativos, permiten incorporar en el diseño de viviendas y locales las necesidades de los usuarios. Tres parámetros de calidad que incorporan, además, la dimensión tiempo.
Tres parámetros, una dimensión y un sinfín de posibilidades!