El futuro de las viviendas pasa irremediable por la sostenibilidad, así como por la eficiencia energética. Un gran porcentaje de la energía total que se consume se debe a nuestros edificios y, para remediar esto, debemos empezar a construir mejor cuanto antes. Algunas de las soluciones están en la rehabilitación de edificios antiguos para hacerlos más eficientes o en la construcción sostenible y construcción tipo Passivhaus de cara a las nuevas viviendas.
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La construcción sostenible, por su parte, se define en base a una serie de características, algunas de las cuales están también al alcance de quien ya posee una vivienda y quiere convertirla en algo más respetuoso con el entorno:
La tecnología como aliado
El advenimiento de la domótica no está tan avanzado en Europa como en EEUU, pero va llegando lentamente. La construcción sostenible contempla la tecnología como una herramienta que ayude a controlar nuestro consumo energético y en esto la domótica juega un papel central. Ser capaces de controlar a qué hora se enciende o se apaga la calefacción, que las persianas se suban automáticamente para aprovechar toda la energía del sol o apagar automáticamente las luces que no se necesiten puede ayudar a optimizar el uso energético que hacemos en nuestra vivienda.
Orientación y diseño bioclimático
Tal y como se especifica en los estándares Passivhaus, gestionar correctamente la orientación de una vivienda nos permite maximizar la cantidad de radiación solar que ésta recibe, reduciendo así las necesidades energéticas para calefacción e iluminación. Estudiar la ubicación de las viviendas de nueva construcción, por tanto, tiene tanta importancia como un correcto aislamiento para la sostenibilidad del edificio.
El poder de la vegetación
Queremos un mundo más verde y lo queremos ya. Las plantas tienen la capacidad no sólo de generar el oxígeno que respiramos, sino también de limpiar el aire, regular la humedad, la temperatura y actuar como aislante. Por eso, ideas como las cubiertas vegetales en los edificios o los jardines verticales están en pleno auge. En cuanto a la construcción sostenible, la vegetación es una obligación que además tiene múltiples propiedades positivas en el estado de ánimo de las personas.
Energías limpias
El futuro está aquí y es hora de comenzar a usar las energías renovables en exclusiva. La energía solar puede emplearse para generar electricidad y agua caliente sanitaria, e incluso para alimentar un sistema de calefacción por suelo radiante. Gracias a la reducción de consumo eléctrico que se produce mediante la correcta orientación de la vivienda, la domótica o el aislamiento, es posible alimentar de energía una vivienda únicamente con energías renovables, de manera que nos ahorremos gran parte de la factura, si no su totalidad.
Materiales con poca huella ecológica
Por supuesto, no podemos olvidarnos de los materiales con los que construimos (o reformamos) nuestras viviendas. La construcción sostenible nos invita a emplear únicamente materiales biodegradables y de obtención local como piedra, arena o madera. Los materiales que no son locales, como granitos exóticos, tienen una gran huella de carbono debido a la energía necesaria para su obtención y transporte, mientras que materiales no biodegradables o incluso contaminantes como plásticos, algunos tipos de aislantes o el amianto, repercuten muy negativamente en el entorno y en los propios inquilinos.