El concepto de cubierta ajardinada, también conocido como cubierta vegetal, está haciéndose cada vez más popular gracias a la solución que ofrece a varios de los problemas de las urbes modernas. Se trata de una técnica que viene de los países nórdicos; en países como Islandia se ha utilizado tradicionalmente para aprovechar sus capacidades aislantes y en la actualidad, en Copenhage es obligatorio para las nuevas construcciones incorporar algún tipo de vegetación en sus cubiertas. Pero ¿Cuáles son las propiedades de este tipo de tejados?
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Ventajas de una cubierta ajardinada
Una cubierta ajardinada consiste simplemente en aprovechar el espacio (la mayoría de las veces vacío) que queda en la parte superior de los edificios, ya sean unifamiliares o comunidades de vecinos, para cultivar plantas. En ocasiones los inquilinos deciden montar un huerto urbano que les proporcione alimentos, otras veces estas plantas son simples especies seleccionadas para adaptarse a ese entorno. La clave está en que estas plantas proporcionarán al edificio una mejora de su eficiencia energética, en la línea de otras intervenciones como la instalación de placas solares.
En primer lugar, esta mejora de la eficiencia viene del aislamiento, el cual mejora gracias al manto vegetal que cubre el tejado. Las plantas actúan como un poderoso aislante acústico y térmico tanto frente al calor como frente al frío, al igual que sucede con los jardines verticales. Además, la proliferación de estas cubiertas en las ciudades tiene efectos muy beneficiosos para la reducción de la temperatura en las ciudades y el filtrado de gases contaminantes, lo cual nos beneficia a todos, algo que en ciudades como la capital danesa han entendido muy bien.
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Composición de la cubierta vegetal
Para instalar una cubierta ajardinada primero se debe estudiar que la estructura del edificio sea capaz de soportar el peso. Puede llegar a suponer hasta 35 kg/m² y la estructura de algunos edificios antiguos no lo soportan. Después es cuestión de proteger correctamente el techo con una serie de capas:
- Capa impermeable: Que tiene la función de evitar que la humedad se filtre hacia los pisos inferiores y suelen ser de caucho o PVC. También es posible incluir una capa de aislamiento térmico junto a la capa impermeable.
- Capa drenante: Tiene el objetivo de facilitar la evacuación del agua con la finalidad de que las raíces no se encharquen. Una capa de grava puede hacer esta función.
- Capa filtrante: Que hace que la capa de sustrato que tiene por encima no pierda propiedades, evitando la lixiviación.
- Sustrato: La capa de tierra y nutrientes donde se plantarán los vegetales. Lo común es que tenga de 4 a 15 cm.
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Se puede completar el diseño con una capa de corteza de pino o materiales similares que retengan la humedad (reduciendo la necesidad de riego) al tiempo que dificultan el crecimiento de plantas no deseadas.
Parece que la tendencia es a que en el futuro se den directrices en todas las grandes ciudades con la finalidad de que se extienda esta práctica. Es lo lógico, teniendo en cuenta las dificultades que atraviesa el medio ambiente y lo insostenible de la situación en las ciudades, donde boinas de contaminación y el efecto isla de calor son los enemigos habituales.