Una piscina natural o ecológica es aquella que no usa cloro para depurar el agua, sino plantas.
Tradicionalmente se les solía dar un aspecto más de estanque o laguna que de piscina, quedando maravillosamente integradas en jardines naturales, de aspecto más inglés.
Actualmente ya se está aplicando esta técnica de depuración en cualquier tipo de diseño, desde el más contemporáneo y minimalista a los más tradicionales.
También están proliferando en el norte de Europa piscinas públicas de este tipo. Y este concepto interesa también cada vez más al sector hotelero que ve en la alternativa ecológica y ornamental de las piscinas biológicas un elemento más de promoción turística.
Una piscina de estas características requiere de dos zonas separadas:
– Una zona destinada al baño, es decir la propia piscina
– Otra zona donde se encuentran las plantas que se encargan de la depuración, es
el denominado estanque o zona de regeneración biológica del agua.
Según la proporción de tamaños entre estas dos zonas, que mínimo se requieren unos 40m2, se necesitaran más o menos elementos auxiliares como bomba, filtros o skimmer.
Otro factor importante es la necesidad de generar algún desnivel para que el agua se mueva, pues es éste movimiento del agua el que acelera la regeneración, como en los ríos. La bomba hidráulica es el único elemento artificial que es indispensable, y que puede convertirse también en sostenible si utilizamos una placa solar para su funcionamiento.
Las plantas acuáticas son las que facilitan la multiplicación de microorganismos que oxigenan el agua, mientras descomponen los residuos orgánicos, que servirán a su vez como nutrientes de las plantas cerrando así el ciclo.
En la zona de regeneración de una piscina natural necesitamos tres tipos de plantas.
1. En primer lugar, tenemos las plantas flotantes, arraigadas al fondo como los nenúfares, o flotantes libres como la lenteja de agua. Estos tipos de plantas además de oxigenar aportan sombra, protegiendo el agua de la sobre exposición al sol que dispararía la proliferación de algas.
2. En segundo lugar, tenemos las plantas arraigadas como el lirio de agua o el carrizo. Alrededor de sus raíces viven bacterias anaeróbicas y aeróbicas. Estas últimas reducen los residuos orgánicos transformándolas en elementos nutritivos directamente asimilables por las plantas o incluso en gas liberado a la atmósfera.
3. Finalmente, para alcanzar un equilibrio biológico integral, debemos añadir plantas sumergidas como la cola de zorro. Estas extraen directamente sus recursos de los nitratos y los fosfatos del agua limitando el desarrollo de algas.
Como veis el tema tiene su complejidad técnica, aunque a nivel de diseño puede combinar con cualquier tipo de jardín y de arquitectura. Así pues te recomendamos la ayuda de un paisajista a la hora de planificar y diseñar tu nueva piscina ecológica natural ¡!