A la hora de adquirir, construir o rehabilitar una vivienda todos nos preguntamos cuánto nos tocara pagar de hipoteca al mes. Sin embargo, muy pocas veces tenemos en cuenta cuánto va a suponer el mantenimiento de dicha vivienda.
Así que, en el momento de la adquisición, no estamos firmando solamente una hipoteca con el banco, sino que nos estamos hipotecando con el gasto energético durante la vida útil de la vivienda. Hay que tener en cuenta que los costes de una vivienda van mucho más allá de su precio de construcción o compra, ya que la demanda energética y el consumo de agua son también factores muy importantes a considerar puesto que estos costes pueden suponer a lo largo de la vida de un edificio entre un 50% y un 75% del coste de adquisición de la misma.
La introducción de medidas de eficiencia energética desde la fase inicial de diseño o durante una reforma puede suponer una disminución de la hipoteca energética asociada a la vivienda.
Hemos de plantearnos la construcción de una vivienda como una inversión a largo plazo, considerando no solamente su construcción sino todo su ciclo de vida. Una inversión segura planteada en el momento adecuado puede proporcionarnos grandes ahorros a largo plazo.
Un buen diseño bioclimático o lo que es lo mismo, una buena orientación de la vivienda, considerar los vientos dominantes en la zona, protegernos del sol en verano y permitir su entrada en invierno, un aislamiento térmico adecuado minimizando los puente térmicos, un buen control de infiltraciones, etc. permiten reducir la demanda respecto a la construcción estándar. Una vez minimizada la demanda, la introducción de medidas pasivas de climatización y la introducción de las energías renovables adecuadas en cada caso reducen la hipoteca energética de nuestro hogar. El balance “CERO” entre energía demandada y aquella producida “in situ” es lo que persiguen las directivas europeas de cara al año 2.020, ya que a partir de esta fecha todas las edificaciones de obra nueva deberán cumplir este objetivo (NZEB – Nearly zero Energy Buildings; edificios de consumo energético casi nulo).
Según advierte la Cruz Roja uno de cada diez hogares no tiene dinero suficiente para mantener su casa en invierno por encima de los 18 grados centígrados. Este hecho se conoce como pobreza energética. A día de hoy se calcula que hay cuatro millones de españoles que están en esta situación. La solución a la pobreza energética pasaría por una mejora a gran escala de la eficiencia energética del parque español de viviendas existentes.
Mejorar la eficiencia energética de nuestros edificios, tanto en obra nueva como en rehabilitación, nos permitirá no sólo reducir al máximo la hipoteca energética del edificio sino también la balanza económica de nuestro país, ya que disminuirá la importación de combustibles fósiles y generará empleo local.