La historia de las escaleras empieza con las primeras construcciones del hombre. El arquitecto Vicenzo Scamozzi dijo en 1615: “De entre todos los elementos arquitectónicos, la escalera representa indudablemente para el edificio, lo mismo que las arterias y las venas para el cuerpo humano. Igual que éstan llevan la sangre a todos los órganos, aquéllas, (…) son imprescindibles para la comunicación”.
Según el libro “Las escaleras en la arquitectura” de GG “la escalera también posee una dimensión temporal: el acto de subir por una escalera significa transcurso del tiempo. Las escaleras poseen un ritmo.”

Fuente
Las escaleras se inventaron con una finalidad meramente útil, sin embargo muchos son los ejemplos en la historia en las que la escalera se ha utilizado para ascender a la altura divina, acercarse a los dioses o al propio astro rey, como sucede en las pirámides o en la “escalera celestial” en la montaña sagrada Taishan (China).

Escalera celestial en la montaña sagrada Taishan (China).
Cuando se empezaron a construir edificios con más de una planta, se empezaron a sustituir las escaleras de mano (las primeras que se usaron en las casas levantadas sobre pilotes) por escaleras fijas situadas en el exterior. Con el paso de los siglos, las escaleras pasaron de formar parte de la composición de las fachadas a introducirse en el interior de los edificios como esculturas ostentosas en los vestíbulos.
¿Quién no recuerda la famosa escalera tantas veces protagonista de las escenas del film Lo que el viento se llevó?
Uno de los ejemplos más majestuosos es el de la ópera Garnier en París (1862).

Opera Garnier, París
40 años separan solamente la Opera de Garnier de los edificios con las escaleras de emergencia de Nueva York, construídos sobre los años 20.
La escalera sigue siendo hoy en día uno de los elementos con los que más se puede jugar en un edificio, tanto como elemento exterior como interior. Un claro ejemplo es el Centro Pompidou de Paris (1977), donde las tripas del edificio se llevaron a la piel del edificio, entre ellas, la prominente escalera.
¿Pero realmente puede ya existir una evolución de la escalera? ¿Qué más se puede “inventar”? Entre Septiembre de 2013 y Octubre del mismo año se innauguró en Londres la Endless Stair, una “Escalera Sin Fin” que se ha instalado en la Tate Modern, una escalera que interconectándose en las tres dimensiones permite al usuario recorrer un camino sin fin.
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