Os traigo la vivienda de un anticuario. Entrar aquí es como entrar en otro mundo, en otra época. Está amueblada con piezas antiguas, el interior se ha pintado de blanco, excepto algunas paredes que se han dejado en su estado natural.
Es una tendencia que viene desde hace algún tiempo conservar las paredes y el suelo tal y como lo encontramos, dando valor al paso del tiempo. En algunos casos ni si quiera se vuelve a pintar, se deja tal cual está. A mi me gusta mucho ese efecto, siempre y cuando la pared no esté en muy mal estado. El suelo, si es de madera maciza y tiene el grosor suficiente, se puede acuchillar y acabar con un barniz mate que siempre dará un aspecto más antiguo, el de la madera que ha perdido su brillo.
Lo mismo sucede con los muebles; no se reparan ni restauran a no ser que estén destrozados; el valor del paso del tiempo es una fuerte tendencia. Ese paso del tiempo se puede reflejar también de manera artificial.
¿Dónde pensáis que está esta vivienda? La respuesta, al final. Vamos a verla!
Al verla he pensado que podría ser una vivienda situada en París, Londres, algún país del norte de Europa, pero no. Se trata de la vivienda del anticuario japonés, sí, japonés! Hitoshi Utsida en Kamakura. Impresionante, verdad?