Como decoradora disfruto especialmente cuando me invitan a proyectar estancias infantiles. Quizás sea por el impulso de la creatividad que parece correr suelta en un universo de imaginación, cosa que sólo te permiten estos ambientes mágicos, que requieren máxima originalidad. Sobre todo porque se destinan a seres tan especiales como los niños.
A la vez que diseñamos su habitación tenemos que pensar en originarles una verdadera fuente de estímulos, para que crezcan de forma productiva y feliz. El ambiente tiene que ser activo, vibrante, compuesto de recursos educativos y creativos que se convertirán en sus primeros maestros y les prepararán para la fase futura.
Es importante que su habitación se desarrolle con mucho cariño y especial dedicación, puesto que pasan muchas horas de su día en ella. Por esa razón es primordial adecuar su decoración a las distintas etapas del crecimiento infantil.

El bebé (de 0 a 12 meses):
En esta primera etapa de vida el niño empieza a conocerse físicamente, por lo tanto elementos vitales como el sol y la luz son imprescindibles para su desarrollo.
Su habitación se compone básicamente de una cuna, que debe ubicarse estratégicamente, de forma que el bebé pueda percibir el entorno y todo lo que ocurre en él; un cambiador, que es pieza fundamental y una cómoda, ya que en esta edad es un mueble muy importante (allí guardaremos su ropa, pañales, sábanas, etc). Las estanterías se acoplan con fines estéticos, pues recibirán la presencia de juguetes, peluches y adornos (en un momento futuro pueden servir para libros).
Los colores deben ser suaves. También se suele emplear un coordinado de papeles pintados sin estridencias. La iluminación es muy importante, y debe ser amplia, ya sea a través de recursos como apliques de pared o con lámparas auxiliares, aparte de focos o puntos de techo.
Es recomendable que los complementos textiles (cojines, colcha) y cortinas sean confeccionados con telas prácticas y de fácil lavado. Es fundamental que vayan perfectamente coordinadas con el entorno decorativo (muebles, pintura, cenefa y papeles pintados).
La presencia de los adornos define el atrezzo. Deben ser grandes, de colores vibrantes y a la vez sencillos, para que despierten la atención del bebé. Los móviles son ideales. Elementos auxiliares como cestos también ayudan a definir la decoración, a la vez que pueden servir para funciones higiénicas o para guardar juguetes.
¡Nos vemos en la siguiente etapa!