Ha sido probablemente la apertura más esperada de la temporada ibicenca, y aunque a la isla blanca no le falten hoteles con encanto, habitaciones de lujo o gran hoteles de todo tipo, a este le hemos cogido mucho cariño ya que representa la quintaesencia de la decoración. Alojarse aquí significa trasladarse al Mediterráneo, ya no sólo con la fantasía, sino que con cada sentido porqué todas las habitaciones de este hotel ofrecen una estrepitosa vista a la bahía de Talamanca.
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El color que más predomina en los interiores es el azul, el mismo azul que nos proporciona el mar, y los textiles a juego no hacen más que mejorar la deco.
Las terrazas exteriores son las mismas que anhelamos para nuestras casas, para gozar del buen tiempo que España nos regala casi todo el año. Las mesas de centro, de madera, combinada con sofás y butacas del mismo material ofrecen una sensación al tacto que pocos muebles consiguen.
Sí tuviéramos que redecorar nuestras casas, este hotel sería toda una referencia en cuanto a decoración: ventanas amplias que dejan entrar luz natural, mobiliario cómodo y de lo más refinado, detalles que cada buen anfitrión debería tener en cuenta.
Aviso a todos los instagramers: este pedazo de paraíso decorativo no necesita filtros.
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