Todos estamos de acuerdo en que nadar y disfrutar de una piscina es una experiencia muy agradable. Nos encanta zambullirnos en ella en pleno verano y los niños pasarían el día entero jugando en ellas.
Sin embargo, está demostrado que el cloro, elemento tradicionalmente utilizado en las piscinas para mantenerlas libres de agentes patógenos, no es el mejor componente para nuestro organismo, ni para el medio ambiente ni siquiera para nuestra economía en el caso de que sea una piscina privada. Los efectos secundarios van desde la irritación de mucosas, ojos y piel, hasta trastornos del sistema respiratorio e incluso digestivo.
Hoy en día, afortunadamente, disponemos de alternativas saludables respetuosas con el medio ambiente, y que suponen una inversión muy rentable con el paso del tiempo.
Existen las llamadas piscinas naturales o ecológicas, que no utilizan productos químicos, ni cloro, ni sal; únicamente agua natural. Son las plantas las responsables de mantener esta agua en perfectas condiciones.
La ventaja de estas piscinas, no sólo es que evitamos problemas de salud, si no que además, estamos creando un ecosistema equilibrado; es una mezcla de estanque y piscina, y se suele incluir en ellas la decoración con plantas acuáticas, que aceleran el crecimiento de ciertos microorganismos que eliminan las bacterias.
Una piscina natural proporcionará belleza a nuestro jardín, además de su alto beneficio para el medio ambiente.
Otra opción muy interesante y quizás menos engorrosa, sobre todo si la piscina ya la tenemos construida, son las llamadas piscinas de agua salada. Este sistema, aprovecha la sal para generar cloro gaseoso mediante electrolisis, el cual se disuelve en el agua inmediatamente y la desinfecta.
Las ventajas son todas: tampoco sufrimos los efectos secundarios del cloro tradicional en nuestra salud, y aunque requiere de un coste de instalación, seguro que lo amortizaremos reduciendo el coste de productos químicos.
Además, al no tener que manipular el cloro directamente reducimos los riesgos de accidentes. Adiós a las piscinas con agua que huele a cloro, adiós a las irritaciones de piel y ojos, adiós a los cabellos dañados.
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