Las viviendas autosuficientes o autosostenibles, tienen la característica de autoabastecerse de energía y agua de forma gratuita, autónoma, sin depender de redes de suministro exterior de pago, lo cual es, además, una opción perfecta para zonas rurales o alejadas de las infraestructuras habituales.
Sus fuentes de energía son renovables y obtienen y reciclan todo el agua posible para su consumo. Asimismo, reutilizan los residuos, sobre todo los orgánicos, y los utilizan como abono.
Están diseñadas siguiendo criterios de arquitectura bioclimática, y, de este modo pueden aprovechar al cien por cien la incidencia solar y los recursos naturales; este diseño incluye la realización de un estudio previo de la orientación de la vivienda, tipo de vegetación de la zona, análisis del terreno, condiciones climáticas, y otros aspectos importantes que nos sirvan para aprovechar todos los recursos posibles.
Algunas de las herramientas que utilizan estas viviendas es la ventilación cruzada (para evitar alcanzar elevadas temperaturas), el uso de materiales ecológicos en su construcción, la presencia de cubiertas vegetales (con muchísimas utilidades y ventajas), la utilización de compostadores para transformar los residuos orgánicos, o eficientes aislamientos térmicos en fachadas, suelos y paredes.