Dada la gran avalancha de información que “sufrimos” a diario en Redes Sociales, Blogs, Correos, etc…nuestra capacidad de sorpresa se endurece y se adapta a todo cuanto nos llega a través de la retina.
De vez en cuando algún proyecto de decoración nos incita a revisar materiales, acabados, a intuir su realización, las tripas de la criatura que sólo los profesionales dilucidamos en la gran maraña que conforma este trabajo…y sólo de tarde en tarde, en contadas ocasiones, nos encontramos un proyecto capaz de obsesionarnos, de hacer que “perdamos” nuestro preciado tiempo en averiguar hasta el más mínimo detalle. ¡¡Un gran proyecto!!
Esto es justo lo que me ocurrió hace unas pocas fechas y, además, por una sencilla pieza de barro, una sola, una que es capaz de multiplicarse y configurar por sí mismo un espacio mágico, teatral, camaleónico y distinguido. Y todo por una simple pieza de cerámica.
Sin mas preámbulos os hablaré de este precioso local situado en Francia y más concretamente en su Capital, París. Se trata de un nuevo espacio de la firma Shang Xia que ha diseñado Kuma Kengo con una maestría matemática y perfeccionista.
Como se puede observar en las imágenes, una sencilla pieza de barro esmaltado en blanco con un acabado digno de joyería, resuelve por sí sola toda la trama constructiva de este espectacular espacio, paredes y techos.
La pieza en cuestión, de unas dimensiones de 15 x 4 cms y un escaso grosor, se multiplica por seis mil sólo para cubrir la totalidad del techo. El solado por otro lado se resuelve con baldosas de barro de un aspecto rústico envejecido y destonificado para aportar tradición y raíces, conformando el contrapunto al resto de paños que reflejan la luz, la pulcritud y la tradición a la rica cerámica asiática.