Se tiene constancia de la aparición de las primeras escaleras sobre el año 6.000 A.C. Se trataba de construcciones simples hechas a base de troncos encastados en el terreno. El objetivo era poder moverse hacia un lugar más alto lo más rápidamente posible, puesto que un lugar más alto significaba normalmente un lugar más seguro, la diferencia entre la vida y la muerte.
Al margen de su uso inicial y de su actual uso, comunicar dos niveles interiores o exteriores, y jugando con las leyes de la perspectiva (¡y de la gravedad en algunos casos!) encontramos varias escaleras paradójicas o lo que es lo mismo, escaleras que o bien sería imposible construir o bien serían imposibles de recorrer a menos que estuviéramos en el espacio ingrávido.
Maurits Cornelis Escher (1898-1972) fue quien quedó fascinado por este tema y así formuló y ilustró varias paradojas que se daban. He aquí varios ejemplos. Ya dicen que el papel “lo aguanta todo”….
Esta escalera parece completamente normal, pero si empezamos a recorrerla por una de las cuatro esquinas y siguiendo, por ejemplo, el sentido de las agujas del reloj, veremos que vamos bajando escalones continuamente y sin embargo acabamos llegando al mismo punto y nivel de partida….
Jugando nuevamente con la perspectiva esta ilustración refleja también la paradoja de no saber si estás subiendo o bajando por una escalera. ¿Subimos o bajamos?
Qué frustante puede ser crees que ya has subido un piso cuando en realidad estás encerrado en un bucle sin fin…