Por fin es hora de sacar las tumbonas y tantear el agua de la piscina. ¡Por fin! ¿Ya decoraste tu terraza para el verano?
Uno de los elementos que me parecen clave en el diseño de jardines es la presencia de arte. Siempre, siempre, incluyo en mis diseños alguna obra.
En un jardín los puntos focales o puntos de atención son muy importantes, porque centran nuestra mirada y consiguen que prestemos atención a nuestro alrededor de manera ordenada. Hay una intención detrás de los diseños y este tipo de trucos son básicos para conseguir sorpresa, relajación o inspiración en el visitante del jardín.
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Pero…¿Cómo elegir la obra adecuada? ¿Qué escultura es más apropiada?
Primero, el tamaño del jardín. La escultura tiene que encajar en proporciones. Ni pasar desapercibida por ser pequeña ni ser invasiva por ser muy grande.
Así pues, si tienes la gran suerte de tener un jardín enorme, las esculturas que representan una escena de movimiento son lo que más encaja. La siguiente obra con caballos de bronce cruzando un río es espectacular.
Se titula Mustangs, está en una plaza de la ciudad Las Colinas, en Texas, y es de Robert Glen.
Cuando no tienes un jardín de tamaño palacio, pero tienes la suerte de tener un pequeño oasis en mitad de la ciudad, una escultura más discreta es lo suyo. A mi me gusta transformar objetos simples en fuentes, ya que es uno de los elementos de sonido más llamativos del jardín.

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Los jardines románticos y de aspecto silvestre son mis favoritos. El toque dramático es imprescindible y las esculturas de escenas de leyendas y mitos son perfectas. En esta imagen se ven dos ninfas saliendo del agua. Pertenecen a la colección de los jardines de Twickenham, en Londres. El jardín está situado a orillas del Támesis, y las estatuas de ninfas interactúan con el agua lo largo de todo el jardín.

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Otra opción algo menos dramática y con mucha magia son las esculturas de madera representando personajes fantásticos. Si tienes niños va a ser la atracción del jardín (después de toboganes y piscinas, claro)
Esta escultura pertenece a la colección de fantasía del escultor Bruno Torfs. Convirtió su jardín subtropical en Marysville (Australia) en la mejor galería para exponer su obra.

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En los jardines de estética oriental va a acabar un Buda sí o sí. Más grande o más pequeño, más sereno o más risueño. Es la señal indiscutible de que el jardín es asiático, pero no olvides que es un símbolo religioso y merece un lugar de respeto.

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Si te gustan los retos, puedes intentar tu propia creación. Con algo tan sencillo como la suma de la gravedad y varias piedras. Colócalas una sobre otra y consigue el equilibrio imposible.

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Y si todas estas ideas te aburren y te parecen muy sosas, aún tengo una opción para ti: las esculturas en movimiento. Son más un invento de ingeniería que otra cosa, se suelen mover por el viento y pueden ser así de interesantes:
Y ahora el mejor consejo para elegir una escultura para tu jardín: olvídate de lo que digan los críticos, las revistas y las tendencias…
Quédate con la escultura si me respondes sí a la siguiente pregunta:
¿Te gustaría ver esa obra en tu jardín todos los días?